Todos sabemos perfectamente que la belleza interior es la que realmente importa, ya que la belleza externa es efímera. Pero aún así, es perfectamente comprensible que a pesar de estar conscientes de ello y sin ser en lo absoluto personas superficiales o vacías, haya casos en los que alguien no se sienta cómodo con la forma en que se ve, sea por causa de alguna característica corporal o facial. Y es que no podemos tampoco aislarnos por completo de la realidad del mundo en el que vivimos y en el que para bien o para mal imperan ciertos estándares de belleza que inevitablemente hacen que ciertos rasgos en particular nos parezcan atractivos, mientras que otros nos parezcan ‘feos’ o poco deseables.
Y mientras hay personas super seguras de sí mismas y con una autoestima envidiable, quienes logran de verdad no preocuparse en lo absoluto por su apariencia y aceptarse tal cual como lucen, al mismo tiempo hay personas a quienes su apariencia logra afectarles y hacerles sentir disminuidos, pero alegremente para eso existe una solución, ya que siempre se puede recurrir a la opción de la cirugía estética para modificar alguna parte de nuestro cuerpo que realmente nos incomode.